Por Miguel Terry Valdespino
Ninón Mondéjar (1914-2006), importante músico matancero que dejó su huella imborrable en la historia del pentagrama cubano, gracias a su labor desde importantes agrupaciones del patio como la orquesta América, se asentó desde muy joven en el pueblo de Bauta, donde dejó una constelación de recuerdos aún no borrados del imaginario popular de ese pedazo de la geografía artemiseña.
Entrada ya la década del 30 del pasado siglo (aunque algunos afirman que desde la del 20), Ninón arribó a Bauta y allí trabajó en la panadería La Paila, de la cual extraía ¨secretamente¨, a espaldas del dueño, paquetes de galletas partidas para regalarlas a varios de sus amigos en penurias económicas.
¨Siempre, hasta el final, fue un hombre de un gran corazón¨, cuenta Carlos Pascual Prats, también originario de Los Arabos como Ninón, amigo muy cercano de este, a pesar las diferencias generacionales, y residente en Bauta desde hace trece años.
Carlos, quien a voluntad del propio Ninón entregó al museo municipal Clotilde Garcia de Los Arabos varios de los premios y reconocimientos obtenidos a lo largo de la vida de este compositor y vocalista, conversó animadamente acerca de la profunda cercanía de Ninón con la familia de Carlos Pascual en Los Arabos y acerca de su pensamiento político y humanista.
Según palabras de este obrero jubilado del sector ferroviario, se cree que haya sido en Bauta, en la barbería Siglo XX, de la cual era propietario Rafael Acosta, miembro del Partido Socialista Popular (PSP, donde el músico matancero acabó abrazando las ideas socialistas.
Estas ideas las llevó después a Los Arabos, donde mostraba a los campesinos revistas que hablaban del socialismo y los invitaba a sumarse al Partido Ortodoxo de Eduardo Chivás para intentar un cambio de la triste situación en que vivía la Cuba de entonces.
Sobre esta pequeña ¨contradicción¨ asegura Carlos Pascual: ¨En aquel momento hablar de socialismo era como hablar del mismísimo demonio. Yo creo que por eso trató de comprometer a los campesinos con la línea de Eduardo Chivás, un hombre que no era marxista, pero sí muy honrado y valiente.
¨Ninón era una persona inteligente. Y en verdad no andaba descarriado. Muchos de los seguidores de Chivás después se convirtieron en importantes protagonistas del proceso revolucionario cubano.
LA ETERNA POLÉMICA
Precisamente por sus ideas socialistas, Ninón nunca tuvo entrada a los escenarios de Estados Unidos y, tanto los grandes medios masivos de ese país como los de México, no mostraron por él demasiada simpatía, como sí parecen haberla demostrado por Enrique Jorrín, con quien Mondéjar compartió una larga polémica respecto al verdadero creador del chachachá.
Según comentaba el autor matancero, el pianista Orestes López, integrante de la orquesta América, de la cual era violinista Enrique Jorrín, repetía en el teclado un ritmo que pugnaba por nacer, al que sumaron sus dotes e instrumentos todos los integrantes de la orquesta.
A ritmo de ¨tres pasitos para alante y tres pasitos para atrás¨, comenzaba a surgir lo que el tiempo apuntaría a nombre de Jorrín, el chachachá, pero el cual Ninón, contrariamente, apuntaría siempre a nombre de Orestes López y de toda la orquesta.
Acerca de esta polémica ha escrito Leonardo Acosta, único ganador de los Premios Nacionales de Música y Literatura: ¨ 1) los primeros números inscritos como chachachás no son de Jorrín; 2) el apelativo onomatopéyico no es de músicos ni de bailadores, sino de un promotor, de quien lo toma Mondéjar como reclamo publicitario; 3) el ritmo básico no es nuevo, pues ya se usaba en los danzones de los hermanos López; 4) Jorrín aceptó el slogan de la América como creadores del chachachá un año antes de proclamarse «creador único».
¨De todo esto se desprende que Jorrín no creó él solo o inventó el chachachá, lo cual es un mito surgido e intensificado posteriormente. Lo que sí podemos afirmar es que Jorrín fue el compositor y arreglista más representativo del género, al que aportó números fundamentales para su éxito nacional e internacional; o como diría el musicólogo Danilo Orozco, la figura con que «cristaliza» el género¨.
No crean que la afirmación de tan lúcido crítico y ensayista cubano da por zanjada la ya larga discusión respecto a la paternidad de este ritmo musical tan difundido por el mundo. Se ha cortado mucha tela y queda mucho por cortar aún, aunque todo apunta a una especie de creación colectiva, sin dudas, memorable.
A partir de 1954, la orquesta América con Ninón Mondéjar al frente permaneció durante largo tiempo en México, gracias a la ayuda brindada por la bailarina y actriz cubana radicada allí Ninón Sevilla. Gracias a ella, la reconocida agrupación logró participar en la filmación de 12 películas, entre ellas Club de señoritas y Amor y pecado.
Ninón, también excelente vocalista e integrante de otras agrupaciones de renombre, popularizó con su orquesta estrella varias piezas muy gustadas, entre ellas Yo no camino más, un exitazo en la voz de Laíto Sureda, A Veracruz me voy, Rico y sabroso y México lindo.
En 1959 cumplió su profundo deseo de visitar a la URSS y allí, junto a su esposa, se retrató frente al célebre crucero Aurora. Vivió toda su vida en compañía de su infaltable esposa, Felina, detrás del célebre Capitolio habanero, en un edificio llamado Hotel Gran América, y se mantuvo creando casi hasta su hora final.
Después de casi un siglo de haber desandado por las calles de Bauta , haber dejado su impronta humanista en ellas y hermosos recuerdos en amigos como Carlos Pascual, la historia de este músico de vanguardia sigue aspirando a tener un fragmento mayor de memoria en la vida cultural de todos nosotros. Eso se lo debemos, sin duda alguna.