Por Miguel Terry Valdespino
En un espacio tan descomunal como la Feria del Libro en San Carlos de la Cabaña, donde se mezclan ventas de toda clase, incluyendo las gastronómicas, con miles de seres humanos de todas las edades y a veces de diversas naciones, es muy fácil ser anónimo, pasar inadvertido, con más penas que glorias en el andar por ese espacio marino tan hermoso.
Sucede casi siempre con los llamados ¨escritores de provincia¨, con escritores desconocidos (sean de ¨provincias¨ o capitalinos) y hasta con escritores de hondo prestigio literario que, al no tener demasiado perfil mediático, pasan por el lado de los lectores, sin que estos sepan jamás dónde radica la importancia de este hombre calvo, o aquel achinado, o aquella mujer medio taciturna.
Por eso, para librarnos un poco de esa invisibilidad tan perniciosa en San Carlos de la Cabaña, estuvo presente ArTV, defendida por la mano y el talento de dos de sus jóvenes creadores, el periodista Jaime Masó y el camarógrafo Leslie Líster, quienes llevaron a la pantalla casera diversas y valiosas opiniones de los escritores artemiseños presentes en el lanzamiento de varias de las obras del sello editorial Unicornio, entre ellos la investigadora Berta Martínez Páez, la poetisa Lina de Feria y el redactor de estas líneas.
No escribo ya nada acerca de la televisión. En otro tiempo lo hice con cierta frecuencia, pero confieso que el llamado ¨mago con la cara de vidrio¨, además de aburrirme espantosamente, estimula demasiado poco mis ya cincuentenarias neuronas. ¿Tiene la culpa la TV del patio? ¿La tengo yo? No sé. Tal vez, como en la canción del dúo Buena Fe, “la culpa no la tiene nadie¨.
Pero reconozco, sin dudas, que ArTV cuenta hoy con varios realizadores jóvenes, ya con el suficiente talento, disposición y lucidez, para darle a la cultura y sus cultores en la provincia de Artemisa el espacio merecido y muy bien ganado por estos, pues el silenciamiento de los medios nacionales de difusión masiva respecto a nuestros escritores no implica precisamente falta de calidad, descuido y mediocridad escritural de los autores de la provincia, sino soberano olvido por parte de quienes prefieren empuñar verbos y cámaras hacia rostros ampliamente conocidos y reconocidos, en vez de apostar por el misterio de lo ignoto.
Yo, conocedor de las propuestas literarias de la mayoría de nuestros ¨autores de provincia¨ a lo largo de varias décadas, puedo afirmar que, en muchas ocasiones, estas superan con creces a las de ciertas figuras ya ¨consagradas¨, a las que uno nunca sabe a derechas si reconocen más por su edad y persistencia que por su talento.
Pero no solo se trata de escritores. Basta mirar también la cara de las últimas ediciones del sello editorial Unicornio, impregnadas de un nuevo aliento gracias al aporte de la joven diseñadora Mayví del Toro, y veremos cómo Artemisa ha crecido a pasos agigantados a la hora de darle un rostro fresco y contemporáneo a cada uno de sus libros.
Mientras, una cifra considerable de editoriales del archipiélago aún duerme el sueño de los justos en cuanto a vestirse con un perfil realmente novedoso en los diseños de cubierta y los interiores de cada obra.
A diferencia de muchas otras ocasiones, en esta cita literaria de tanta magnitud ArTV sí estuvo presente, no con el periodista de ocasión y desgano que a veces asoma su oreja peluda por los espacios culturales y pregunta a los protagonistas de un evento cualquier barrabasada.
No. Esta vez los escritores artemiseños, perdidos en medio de esa inmensa marea humana que invade todos los predios de la fortaleza San Carlos de la Cabaña y donde resulta muy fácil ser anodino, encontraron en la televisión de su tierra un espacio inteligente, capaz de dignificar la obra y el autor y de ponerlo a conversar con los lectores-televidentes más variopintos.