LAUDISTA EN TONO MAYOR

erdwin vichotPor Miguel Terry Valdespino La música es la más bella forma de lo bello. José Martí. No exhibe ni un auto lujoso ni oropeles ni gangarrias de ninguna clase. Ni falta que le hace, hubiera dicho el escritor español Menéndez Pelayo. A plena medianoche, y a veces después de pasadas las 12, se le puede ver en una esquina de Bauta con su laúd colgado de un hombro y en espera de algún milagroso transporte con rumbo a Corralillo, el pueblo donde ha residido siempre y al que ama entrañablemente. Quizás por tenerlo demasiado cerca, por la facilidad para detenerlo y conversar con él como uno más de este mundo, sin guardaespaldas ni ¨representantes¨ bufonescos mediante, pocos imaginan que Erdwin Vichot Blanco, Presidente de la Asociación de Música de la UNEAC en Artemisa, es una cátedra de su instrumento, un virtuoso al que en una ocasión llamaron El Jimmy Hendrix del laúd, capaz de enfrentar cualquier clase de escenario, grande o pequeño, y de dejar su impronta en la nada despreciable cifra de 44 discos, grabados dentro y fuera de Cuba junto a artistas de respetable talla. Vichot, encasillado erróneamente como un ¨representante de la música campesina¨ o como ¨el guajirito que toca en el programa Palmas y Cañas¨, que para el caso no hace mucha diferencia, rebasa con sus acordes, su estudio permanente y su inteligencia esta chata clasificación doblemente errónea, porque no solo la música campesina desvela y reconoce el talento de Vichot, y porque el laúd no es, nunca lo fue, un instrumento de origen campesino.    Sigue leyendo